lunes, 25 de agosto de 2014

Reflexiones de Eduardo Galeano en "Las Venas abiertas de América Latina"

En este mundo nuestro, mundo de centros poderosos y suburbios sometidos, no hay riqueza que no resulte, por lo menos, sospechosa.

El sistema ha multiplicado el hambre y el miedo; la riqueza continuó concentrándose y la pobreza difundiéndose. así lo reconocen los documentos de los organismos internacionales especializados, cuyo aséptico lenguaje llama "países en vías de desarrollo" a nuestras oprimidas comarcar y denomina "redistribución regresiva del ingreso" al empobrecimiento implacable de la clase trabajadora.

El mercado internacional continúa siendo una de las llaves maestras de este operación. Allí ejercen su dictadura las corporaciones multinacionales - multinacionales, como dice Sweezy, porque operan en muchos países, pero bien nacionales, por cierto, en su propiedad y control...

Como siempre, sin embargo, cuando el Estado se hace dueño de la principal riqueza de un país, corresponde preguntarse quién es el dueño del Estado.

La nacionalización de los recursos básicos no implica, de por sí, la redistribución del ingreso en beneficio de la mayoría, ni pone necesariamente en peligro el poder ni los privilegios de la minoría dominante.

¿Cómo ahogar las explosiones de rebelión de las grandes mayorías condenadas? ¿Cómo prevenir esas posibles explosiones? ¿ Cómo evitar que esas mayorías sean cada vez más amplias si el sistema no funciona para ellas? Excluida la caridad, queda la policía.

Al cabo del tiempo, Las venas no ha sido un libro mudo. Como decía Blas de Otero, no dejan ver lo que escribo porque escribo lo que veo.

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